Se mató Aldo Checchi. Suicidio para no ser juzgado
El mayor retirado era uno de los 46 imputados en la megacausa que comenzará hoy en Córdoba. El militar, de 67 años, se disparó en el hospital en el que se encontraba internado en Buenos Aires.
El mayor retirado de Artillería militar Aldo Carlos Checchi, uno de los 46 imputados del juicio por delitos de lesa humanidad en el marco de la megacausa denominada La Perla o Menéndez III, que comenzará hoy en los Tribunales Federales de Córdoba, se suicidó ayer en Buenos Aires. El militar de 67 años cumplía prisión a la espera de ser trasladado para someterse al proceso de enjuiciamiento, pero se disparó un balazo en el hospital donde estaba internado, según fuentes allegadas al caso. Checchi habría escrito una carta explicando que no soportaría afrontar el juicio, aunque oficialmente el dato no fue confirmado. Organismos defensores de derechos humanos de Córdoba reclamaron a la Justicia que tome medidas para evitar que imputados por crímenes del terrorismo de Estado puedan quitarse la vida y, de esa forma, evitar ser juzgados.
“Resulta inconcebible que quienes están acusados de cometer graves violaciones a los derechos humanos se encuentren en condiciones que les permitan seguir atentando contra la vida, sea la propia o la de los demás”, señalaron las organizaciones en un comunicado conjunto. Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas de Córdoba, Abuelas de Plaza de Mayo, la Asociación Ex Presos Políticos de Córdoba e HIJOS enfatizaron que “hemos demandado insistentemente a la Justicia Federal que, de una vez, aloje a los genocidas imputados donde corresponde: en cárceles comunes”. Y agregaron: “Nos preguntamos cómo es posible que un preso de la peligrosidad de Checchi, que se encontraba imputado por 103 delitos de lesa humanidad, tuviera acceso a los medios que le permitieran no sólo atentar contra su vida sino también impedir el normal desarrollo de un juicio por crímenes cometidos hace más de 36 años”.
Checchi se desempeñó en el Destacamento de Inteligencia 141 entre 1976 y 1979, “murió impune, sin poder ser condenado, conservando así su grado militar y su pensión con honores, como si nada hubiera sucedido durante los años en que actuó como miembro de la ‘Patota’ de La Perla”, resaltaron en el comunicado. Y recordaron que tal como sucedió con César Anadón en 2004 y con tantos otros, “Checchi decidió terminar con su vida para no enfrentar un tribunal y dar cuenta de los cientos de crímenes que cometió”, por lo cual “es imperioso que los juicios se realicen sin más demoras ni dilaciones, no permitamos que otro genocida muera antes de ser juzgado”.
El quinto juicio en Córdoba por delitos de lesa humanidad cometidos durante la dictadura tiene como principal imputado al ex titular del Tercer Cuerpo del Ejército Luciano Benjamín Menéndez. Entre los acusados se encuentran, además, los ex jefes del Destacamento de Inteligencia 141, Ernesto Barreiro, Jorge Acosta y Luis Diedrichs, quienes tenían a cargo el ex centro clandestino La Perla, el segundo en importancia en el país.Se reanudó el juicio por la ESMA
El juicio oral por delitos de lesa humanidad en la ESMA se reanudó ayer con la lectura de acusaciones sobre víctimas sometidas a trabajo esclavo, nacimientos en la maternidad clandestina y secuestro y apropiación de menores de edad en ese centro ilegal de detención. La tercera audiencia del segundo megajuicio por lo ocurrido en ese centro clandestino de detención durante la última dictadura cívico-militar repasó, entre otros, los casos del legislador Juan Cabandié, nacido en la Escuela de Mecánica de la Armada. En el suyo y en varios otros repasados ayer, la Justicia acusa a Febres de ser quien custodiaba a las embarazadas secuestradas y a los niños nacidos en cautiverio. Si bien el robo de bebés en la ESMA ya fue juzgado en otro proceso, el megajuicio actual también incluirá cargos por la maternidad clandestina que funcionó allí, lo ocurrido con los niños y el destino de sus madres desaparecidas. Otro tramo de lectura de la acusación incluyó a secuestrados que fueron obligados a cumplir tareas como mano de obra esclava por sus captores y casos en que secuestrados eran obligados a salir con sus captores.
El mayor retirado era uno de los 46 imputados en la megacausa que comenzará hoy en Córdoba. El militar, de 67 años, se disparó en el hospital en el que se encontraba internado en Buenos Aires.
El mayor retirado de Artillería militar Aldo Carlos Checchi, uno de los 46 imputados del juicio por delitos de lesa humanidad en el marco de la megacausa denominada La Perla o Menéndez III, que comenzará hoy en los Tribunales Federales de Córdoba, se suicidó ayer en Buenos Aires. El militar de 67 años cumplía prisión a la espera de ser trasladado para someterse al proceso de enjuiciamiento, pero se disparó un balazo en el hospital donde estaba internado, según fuentes allegadas al caso. Checchi habría escrito una carta explicando que no soportaría afrontar el juicio, aunque oficialmente el dato no fue confirmado. Organismos defensores de derechos humanos de Córdoba reclamaron a la Justicia que tome medidas para evitar que imputados por crímenes del terrorismo de Estado puedan quitarse la vida y, de esa forma, evitar ser juzgados.
“Resulta inconcebible que quienes están acusados de cometer graves violaciones a los derechos humanos se encuentren en condiciones que les permitan seguir atentando contra la vida, sea la propia o la de los demás”, señalaron las organizaciones en un comunicado conjunto. Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas de Córdoba, Abuelas de Plaza de Mayo, la Asociación Ex Presos Políticos de Córdoba e HIJOS enfatizaron que “hemos demandado insistentemente a la Justicia Federal que, de una vez, aloje a los genocidas imputados donde corresponde: en cárceles comunes”. Y agregaron: “Nos preguntamos cómo es posible que un preso de la peligrosidad de Checchi, que se encontraba imputado por 103 delitos de lesa humanidad, tuviera acceso a los medios que le permitieran no sólo atentar contra su vida sino también impedir el normal desarrollo de un juicio por crímenes cometidos hace más de 36 años”.
Checchi se desempeñó en el Destacamento de Inteligencia 141 entre 1976 y 1979, “murió impune, sin poder ser condenado, conservando así su grado militar y su pensión con honores, como si nada hubiera sucedido durante los años en que actuó como miembro de la ‘Patota’ de La Perla”, resaltaron en el comunicado. Y recordaron que tal como sucedió con César Anadón en 2004 y con tantos otros, “Checchi decidió terminar con su vida para no enfrentar un tribunal y dar cuenta de los cientos de crímenes que cometió”, por lo cual “es imperioso que los juicios se realicen sin más demoras ni dilaciones, no permitamos que otro genocida muera antes de ser juzgado”.
El quinto juicio en Córdoba por delitos de lesa humanidad cometidos durante la dictadura tiene como principal imputado al ex titular del Tercer Cuerpo del Ejército Luciano Benjamín Menéndez. Entre los acusados se encuentran, además, los ex jefes del Destacamento de Inteligencia 141, Ernesto Barreiro, Jorge Acosta y Luis Diedrichs, quienes tenían a cargo el ex centro clandestino La Perla, el segundo en importancia en el país.Se reanudó el juicio por la ESMA
El juicio oral por delitos de lesa humanidad en la ESMA se reanudó ayer con la lectura de acusaciones sobre víctimas sometidas a trabajo esclavo, nacimientos en la maternidad clandestina y secuestro y apropiación de menores de edad en ese centro ilegal de detención. La tercera audiencia del segundo megajuicio por lo ocurrido en ese centro clandestino de detención durante la última dictadura cívico-militar repasó, entre otros, los casos del legislador Juan Cabandié, nacido en la Escuela de Mecánica de la Armada. En el suyo y en varios otros repasados ayer, la Justicia acusa a Febres de ser quien custodiaba a las embarazadas secuestradas y a los niños nacidos en cautiverio. Si bien el robo de bebés en la ESMA ya fue juzgado en otro proceso, el megajuicio actual también incluirá cargos por la maternidad clandestina que funcionó allí, lo ocurrido con los niños y el destino de sus madres desaparecidas. Otro tramo de lectura de la acusación incluyó a secuestrados que fueron obligados a cumplir tareas como mano de obra esclava por sus captores y casos en que secuestrados eran obligados a salir con sus captores.
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