El testimonio de los hermanos Bondone, apresados en marzo del ‘76 junto a su padre, muestra que la represión institucional comenzó mucho antes del golpe de Estado y algunos de sus protagonistas aún gozan de impunidad.
Por Alexis Oliva
(El Argentino, edición Córdoba)
A partir del testimonio de dos hermanos de una familia de Bell Ville que fue víctima de la represión, el fiscal Carlos Gonella pidió la detención del policía Antonio Reginaldo Castro -actualmente jubilado-, quien se desempeñó en esa ciudad en tiempos del terrorismo de Estado.
Los hermanos Lisandro Luis y Mariano José Bondone tenían 19 y 18 años cuando, cuatro días después del golpe de Estado del 24 de marzo de 1976, fueron secuestrados junto con su padre Luis José, abogado y militante del Partido Comunista (PC), quien había representado a presos políticos y víctimas de las fuerzas de seguridad.
Según narró Lisandro, desde la intervención federal a Córdoba, en marzo de 1974, la actividad política y profesional de su padre le deparó “el odio de la policía local”, al mando de Raúl Pedro Telleldín, quien junto al imputado Héctor Vergez fue uno de los creadores del Comando Libertadores de América, versión cordobesa de la Triple A. La impunidad de la patota parapolicial se tradujo en Bell Ville en una serie de atentados explosivos contra referentes políticos y abogados progresistas.
“Una noche colocaron una bomba en la casa del doctor Aldo Lacreu, que también militaba en el PC. Conocíamos que eran elementos policiales y sabíamos en qué autos se manejaban. Identificábamos un Fiat 128 blanco con el capot azul, que tenía el escape roto. Después de que sonó la bomba en la casa Lacreu, escuchamos a ese auto detenerse frente a nuestra casa, y después le dieron arranque a toda velocidad. Entonces, yo encontré una mecha. Quisieron poner una bomba y algo les hizo fallar el atentado”, recordó.
Al asumir en julio del ‘75 la jefatura del Departamento de Informaciones D2, centro de detención que funcionó en el Cabildo de Córdoba, Telleldín fue reemplazado por su segundo, Antonio Castro. Él comandó el grupo que secuestró a los Bondone el 28 de marzo del ‘76 y los trasladó a la comisaría de Bell Ville y luego a la de Villa María. “Subversivos, acá van a decir la verdad, si no les vamos a dar con todo”, les anunció el comisario villamariense, según declaró el testigo.
“Me sacaron los anteojos, me pusieron la venda y empezaron los golpes. La pregunta era: ‘¿Quiénes son los comunistas?’ Yo adopté como principio no dar a conocer a nadie. Eso los enfurecía. ‘¿Quiénes son?’ ‘Yo’. ‘¿Y quién más?’ ‘Yo’. Me agarraban el pelo y me golpeaban contra los muebles. Me pegaron un rodillazo en el esternón. Eso se prolongó no sé cuánto tiempo. Reconocí la voz de Castro, en el interrogatorio y las torturas”, relató Lisandro, quien estuvo detenido hasta el 24 de diciembre del ‘76.
A su padre y su hermano menor los recluyeron en la cárcel de Córdoba, y luego en la de Sierra Chica, en Buenos Aires, hasta que fueron liberados en abril del 77. Pero ahí no terminó su odisea. “En el ‘78, de nuevo va Castro a casa y detiene a mi padre; lo trasladan a Villa María, lo esposan, lo cargan en una chata y lo llevan a La Perla”, señaló Mariano José. En el campo de concentración estuvo cautivo una semana y fue interrogado, junto con un grupo de abogados y militantes del PC, cuyo “delito” era impulsar la Asamblea Permanente de Derechos Humanos. Luego fue alojado en la penitenciaría de barrio San Martín, hasta su definitiva liberación.
“Quiero insistir en que Antonio Reginaldo Castro entró dos veces a mi casa, sin orden de allanamiento, y secuestró a mi padre”, dijo Bondone, quien también reveló que el policía “cuando sospechaba de alguien de izquierda, le daba el certificado de buena conducta, pero por detrás mandaba un informe a las facultades sobre el perfil ideológico”, lo que impidió que el menor de sus hermanos pudiera ingresar a Arquitectura.
“Me lo he cruzado muchas veces, hasta una vez en el supermercado. Mis hijos no le perdonan lo que hizo conmigo. No debería estar en libertad”, concluyó Mariano. Apenas terminó la declaración, Gonella solicitó al Tribunal que comunique al Fiscal de turno lo expuesto por los testigos para que “disponga la detención” del policía Castro.
Hoy, mientras Luis José Bondone sobrelleva una “insuficiencia coronaria severa, agravada por insuficiencia renal” que le impide presentarse como testigo, su victimario camina libremente por las calles de su ciudad. Pero no por mucho tiempo.
Por Alexis Oliva
(El Argentino, edición Córdoba)
A partir del testimonio de dos hermanos de una familia de Bell Ville que fue víctima de la represión, el fiscal Carlos Gonella pidió la detención del policía Antonio Reginaldo Castro -actualmente jubilado-, quien se desempeñó en esa ciudad en tiempos del terrorismo de Estado.
Los hermanos Lisandro Luis y Mariano José Bondone tenían 19 y 18 años cuando, cuatro días después del golpe de Estado del 24 de marzo de 1976, fueron secuestrados junto con su padre Luis José, abogado y militante del Partido Comunista (PC), quien había representado a presos políticos y víctimas de las fuerzas de seguridad.
Según narró Lisandro, desde la intervención federal a Córdoba, en marzo de 1974, la actividad política y profesional de su padre le deparó “el odio de la policía local”, al mando de Raúl Pedro Telleldín, quien junto al imputado Héctor Vergez fue uno de los creadores del Comando Libertadores de América, versión cordobesa de la Triple A. La impunidad de la patota parapolicial se tradujo en Bell Ville en una serie de atentados explosivos contra referentes políticos y abogados progresistas.
“Una noche colocaron una bomba en la casa del doctor Aldo Lacreu, que también militaba en el PC. Conocíamos que eran elementos policiales y sabíamos en qué autos se manejaban. Identificábamos un Fiat 128 blanco con el capot azul, que tenía el escape roto. Después de que sonó la bomba en la casa Lacreu, escuchamos a ese auto detenerse frente a nuestra casa, y después le dieron arranque a toda velocidad. Entonces, yo encontré una mecha. Quisieron poner una bomba y algo les hizo fallar el atentado”, recordó.
Al asumir en julio del ‘75 la jefatura del Departamento de Informaciones D2, centro de detención que funcionó en el Cabildo de Córdoba, Telleldín fue reemplazado por su segundo, Antonio Castro. Él comandó el grupo que secuestró a los Bondone el 28 de marzo del ‘76 y los trasladó a la comisaría de Bell Ville y luego a la de Villa María. “Subversivos, acá van a decir la verdad, si no les vamos a dar con todo”, les anunció el comisario villamariense, según declaró el testigo.
“Me sacaron los anteojos, me pusieron la venda y empezaron los golpes. La pregunta era: ‘¿Quiénes son los comunistas?’ Yo adopté como principio no dar a conocer a nadie. Eso los enfurecía. ‘¿Quiénes son?’ ‘Yo’. ‘¿Y quién más?’ ‘Yo’. Me agarraban el pelo y me golpeaban contra los muebles. Me pegaron un rodillazo en el esternón. Eso se prolongó no sé cuánto tiempo. Reconocí la voz de Castro, en el interrogatorio y las torturas”, relató Lisandro, quien estuvo detenido hasta el 24 de diciembre del ‘76.
A su padre y su hermano menor los recluyeron en la cárcel de Córdoba, y luego en la de Sierra Chica, en Buenos Aires, hasta que fueron liberados en abril del 77. Pero ahí no terminó su odisea. “En el ‘78, de nuevo va Castro a casa y detiene a mi padre; lo trasladan a Villa María, lo esposan, lo cargan en una chata y lo llevan a La Perla”, señaló Mariano José. En el campo de concentración estuvo cautivo una semana y fue interrogado, junto con un grupo de abogados y militantes del PC, cuyo “delito” era impulsar la Asamblea Permanente de Derechos Humanos. Luego fue alojado en la penitenciaría de barrio San Martín, hasta su definitiva liberación.
“Quiero insistir en que Antonio Reginaldo Castro entró dos veces a mi casa, sin orden de allanamiento, y secuestró a mi padre”, dijo Bondone, quien también reveló que el policía “cuando sospechaba de alguien de izquierda, le daba el certificado de buena conducta, pero por detrás mandaba un informe a las facultades sobre el perfil ideológico”, lo que impidió que el menor de sus hermanos pudiera ingresar a Arquitectura.
“Me lo he cruzado muchas veces, hasta una vez en el supermercado. Mis hijos no le perdonan lo que hizo conmigo. No debería estar en libertad”, concluyó Mariano. Apenas terminó la declaración, Gonella solicitó al Tribunal que comunique al Fiscal de turno lo expuesto por los testigos para que “disponga la detención” del policía Castro.
Hoy, mientras Luis José Bondone sobrelleva una “insuficiencia coronaria severa, agravada por insuficiencia renal” que le impide presentarse como testigo, su victimario camina libremente por las calles de su ciudad. Pero no por mucho tiempo.
Hola: Soy el autor de esta nota. Quería pedirles que retiren esa foto, que no fue publicada con la versión original del artículo y no es del policía represor Antonio Reginaldo Castro, sino de Humberto Marciano Rodríguez, "quien fuera su víctima", según sus propios familiares que me han pedido que interceda. Desde ya, muchas gracias. Alexis Oliva (DNI: 21062638).
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